El acceso al metal precioso en tiempos convulsos

No debemos olvidar que, en cualquier mercado, lo que manda de verdad es la parte física. El papel lo aguanta todo, y sobre él podemos pintar los escenarios que queramos, podemos inflarlo e inflarlo, y desear con todas nuestras fuerzas que el experimento nos salga bien, pero la realidad siempre acaba entrando en escena.

Podemos ignorar la realidad, pero no podemos ignorar las consecuencias de ignorar la realidad.

Así pues, si el mercado físico es, como propongo, en lo que debemos fijarnos, resulta que no sólo hay una situación con un precio deprimido y una alta demanda del metal en su parte física, sino que encima hay un cuello de botella en la distribución del metal.

metal precioso en tiempos convulsos

Mientras que el precio de los metales preciosos continua en tendencia bajista, la demanda de metales preciosos en forma física sube sin parar.

El bajo precio fomentado por el mercado en papel nos da una visión errónea del momento en el que se encuentra el mercado real, es decir, el físico.

No debemos olvidar que, en cualquier mercado, lo que manda de verdad es la parte física. El papel lo aguanta todo, y sobre él podemos pintar los escenarios que queramos, podemos inflarlo e inflarlo, y desear con todas nuestras fuerzas que el experimento nos salga bien, pero la realidad siempre acaba entrando en escena.

Podemos ignorar la realidad, pero no podemos ignorar las consecuencias de ignorar la realidad.

Así pues, si el mercado físico es, como propongo, en lo que debemos fijarnos, resulta que no sólo hay una situación con un precio deprimido y una alta demanda del metal en su parte física, sino que encima hay un cuello de botella en la distribución del metal.

Y es que la producción mundial de oro y plata es una cosa, y el metal al alcance de la mano del inversor inteligente es otra.

La industria es la mano fuerte que compra la gran parte de la producción de oro y plata. De toda la tarta, la parte destinada a la venta al inversor en metales preciosos es la más pequeña. La elasticidad de la oferta es casi nula, puesto que manda la industria. El mercado del metal precioso de inversión está respaldado por menos capital que el mercado del metal precioso industrial. Es una posición todavía minoritaria.

Tengamos en cuenta que hablamos de metales que existen en muy escasa cantidad. Unas pocas manos fuertes podrían hacerse con grandes cantidades de metal en poco tiempo, dejando el mercado vacío. En el oro, las manos fuertes son los bancos centrales. En la plata, al ser un mercado mucho más deprimido en precio, unos pocos millonarios (ponga un ruso, un americano y un chino, como si de un chiste se tratase) podrían adquirir la casi totalidad de producción para inversión de un año.

En la década de los 70 (aunque se les recuerda por 1980, cuando se arruinaron) dos hermanos estadounidenses, los Hunt, multi-millonarios, decidieron arrinconar el mercado entero de plata. No debieron contar con que el mercado de plata es de los mercados más manipulados del mundo, y de hace tiempo ya (se empezó con la desmonetización de la plata a finales del siglo XIX), con lo que actuaron basándose en los fundamentales, sin tener en cuenta uno de los factores más importantes de la ecuación.

Sí, ellos compraron plata para protegerse de la inflación, pero debemos ponernos en contexto. En 1971 el patrón Bretton-Woods ya no daba más de sí, y se eliminó al oro de la ecuación, para ver si se podía ganar tiempo. Cada patrón nuevo en el que el curso legal se basa en moneda de papel, no es sino una patada hacia adelante.

Obedeciendo a la realidad económica, estaba claro que comprar plata era una buena idea, y lo sigue siendo. Todo el periodo del siglo XIX hasta la actualidad se ha basado en ningunear a la plata. A partir de 1971, casi 100 años después de la desmonetización plateresca, pasamos a la fase final del experimento fiduciario, desmonetizando el oro (aunque a efectos prácticos no se lo haya suprimido tan duramente como a la plata).

Dicen que la historia se repite. Eso es difícil de saber a ciencia cierta por el carácter irrevisable de la historia (debido a una escasez absoluta de máquinas del tiempo), pero lo que sí que es revisable es la lógica de cada uno.

Se dice que actualmente el mundo cuenta con más millonarios que nunca. Asumiendo esta afirmación como cierta, y sabiendo que con Internet cualquier persona puede hacer su investigación y hacerse con información de calidad, considero que es mucho más fácil ahora que antes que un caso a lo “Hunt Brothers” se repita.

Contamos con una crisis internacional empezada en 2008 de la que no hemos salido. Contamos con un incremento inaudito de la demanda de metales en su forma física. Contamos con un precio de metal precioso, ya sea plata o sea oro, de risa (artificialmente súper-deprimido). Contamos con una más que clara burbuja de deuda, ya sea pública, privada, ya sea en forma de stocks... Y la actividad industrial y económica mundial decrece, como muestra el decrecimiento del petróleo (la actividad económica creciente requiere petróleo, pero si decrece la actividad, también decrece la necesidad de petróleo).

Estamos muy cerca del punto “¡Ay que me lo quitan de las manos!”. Precio bajo, metal disponible (porqué de momento lo es), y panorama económico con un futuro no muy brillante... Bajo estas condiciones es una locura ignorar el refugio que son el oro y la plata de inversión.