Todavía a día de hoy no se sabe exactamente cuál fue el origen del oro. Los científicos barajan desde hace algún tiempo dos hipótesis que podrían explicar el misterio, aunque ninguna de ellas parece explicar totalmente cuál es la procedencia de este metal precioso. Lo que parece claro es que el origen se encuentra perdido en el espacio, en los confines del universo, lejos de nuestro planeta.
En primer lugar, una teoría surgida en los años 90 relacionó el origen del oro con una explosión de supernovas. Una hipótesis bastante cuestionada, ya que aunque en una explosión de esas características se liberan gran cantidad de materiales pesados, muchos científicos aseguran que la materia que se libera no contiene suficientes neutrones como para generar los llamados elementos de proceso-r, metales muy pesados entre los que encontramos el oro.
La segunda hipótesis llegó unos veinte años después, en al año 2013, por parte de dos grupos de investigación, uno con sede en el centro de Astrofísica Harvard-Smitsonian y otro en la Universidad de Cornell, que llegaron a elaborar la misma teoría. Según estos científicos el oro sería el producto del desecho estelar producido por la fusión de dos estrellas de neutrones. Se trata de estrellas que van orbitando una alrededor de otra hasta que chocan y se fusionan entre ellas. Como consecuencia del choque, se liberan muchos materiales de desecho, que en este caso se considera que la cantidad de neutrones es suficiente para originar el oro.
A pesar de que esta segunda teoría ha tenido más éxito que la primera, no hay consenso al respecto del origen del oro, no se sabe a ciencia cierta cuál es su origen. Recientemente un grupo de científicos estadounidenses y alemanes han vuelto a la carga con un estudio basado en un modelo computacional que supone un nuevo avance en busca de la respuesta. Mediante la utilización de datos ya existentes, obtenidos por medio de la computación de alto rendimiento, este estudio ha conseguido simular ambos procesos (explosión de supernovas y fusión de estrellas de neutrones) con el objetivo de averiguar qué materiales se liberan exactamente en cada uno de ellos.
El artículo se ha publicado en las últimas fechas en la revista Physical Review Letters, explicando cómo gracias a la informática podría resolverse, por fin, ese misterio. Según Witold Nazarewicz, co-autor del artículo: “En este momento nadie conoce la respuesta, pero este trabajo ayudará a guiar futuros experimentos y desarrollos teóricos”.